Nos conocimos en la Feria de Muestras. Nos presentaron. Nos dimos la mano. Nos vimos tres o cuatro veces. Es la fuerza del destino. Un pequeño indicio. Un descubrimiento imprescindible. Nos asociamos. Nos conectamos. Estábamos en todo. Éramos como esponjas. Hablábamos en FAX (igual que los módems). Parecíamos delfines discutiendo de moda. Comprábamos todos los discos y todas las revistas que regalan discos. Se necesita dinero. Comprar es un Arte. Compramos instrumentos. Dimos dos conciertos. Salimos en dos revistas. Nos llamaron disc-jockeys. Nos hicimos disc-jockeys. Cuatro manos, tres platos. Dos semanas, seis horas. Todo pasa de moda. Cambiamos de estilo. Nadie se dio cuenta. Seguíamos las últimas tendencias aunque se contradijeran. Nos criticaron. Conocimos a nuestros críticos. Aprendimos de ellos. Hay que tener criterio. Hay que ser serio. ¿Dónde están las canciones? A mí no me engañan. Me aburro. La música no lo es todo. Un descubrimiento imperceptible. Nos mudamos a la Biblioteca. Leíamos a los rusos y dormíamos bajo las mesas. Recitábamos en voz alta. Comíamos bocadillos. Recibimos amenazas. Por lo menos una. No entendíamos nada. Consultamos los Manuales. Indices onomásticos, hermenéutica todo. Decidimos leer al azar. Descubrimos "Nuestro Cuerpo", un libro de culturismo. Nos cambió la vida. Un año en un gimnasio, subidos en básculas, controlando la ventana, batiendo récords. Aprendimos a controlar el músculo de la risa. Si te especializas tanto cualquier cosa resulta aburrida. Decidimos empezar de cero, regresar al principio. Formamos una banda para luego disolvernos. ¿Estabas de nuestro bando? ¿Te acuerdas de nuestro nombre? ¿Has comprado nuestro disco? Muchas gracias.