Barcelona, 15 de Noviembre, 2013

Desde principios de los 90 yo estaba obsesionado con hacer grupos (una idea que precedía a la de componer canciones), y me había inventado un colectivo usando la palabra fetiche de Luis G. Berlanga: "Austrohúngaro" para reunir a todos los grupos que iba a inventar. Sólo llegué a convencer a una amiga de la facultad para formar un dúo llamado Basura, y pasaba los días aprendiendo a programar distintos tipos de música con un sampler y un ordenador.

A finales de 1995 conocí a Manolo, y poco tiempo después a las cuatro Biscuits Salés, a Carlos, a Sergi "Nautilus" y a los demás, y empezamos a formar grupos y a planear fiestas, y en poco tiempo estábamos casi todos grabando canciones para editarlas en cinta.

Excepto Manolo, el resto de implicados era la primera vez que hacían música, que escribían una letra, que cogían un micrófono, o que tomaban decisiones musicales y artísticas. Una de las cosas más importantes era hacerlo todo nosotros mismos, sin participación de ingenieros, ni de diseñadores, ni de músicos. Sin pedir favores ni consejos a nadie. Creo que al final llevamos a cabo todas las ideas que teníamos.

En parte era una reacción al rollo del techno y los DJs que dominaban en Barcelona. Estar a la contra, sin mezclarnos con los demás, era muy importante. No solamente en lo musical, también en el diseño del disco, que era lo contrario al diseño gráfico de la época, usando como portada y contraportada óleos y tipografías castizas. Durante el Sónar, nosotros hacíamos el Sonajero, donde el DJ era lo menos imporante, y tenía que haber conciertos. Eso nos obligaba a formar grupos. Además, el que pinchaba no elegía la música: todo el mundo estaba invitado a traer sus discos, sus canciones favoritas, y eso era lo que sonaba durante la fiesta. Nuestro ideal era hacer eso: las canciones favoritas del futuro.

El disco acabó publicándose en enero de 1998. Nos enfadamos un poco porque queríamos que el disco saliera en el mismo año en el que había sido creado, en 1997. Para nosotros era un disco de 1997, y perdía gracia si no salía ese año. Tonterías.

Les Biscuits Salés se reunían en un Dunkin' Donuts para escribir la letra de "Recuerdos de Suiza", mientras Manolo y yo esperábamos en la mesa de al lado a que la terminaran. Cuando grabábamos las voces lo hacían por turnos, y las que no grababan se quedaban en el comedor jugando a no sé qué juego de mesa. Recuerdo que hacían mucho ruido fuera de la habitación, desde luego más que delante del micrófono.

Araceli había debutado como "scream queen" en un homenaje a Tim Burton editado por Spicnic, y decidimos dar continuidad a su carrera con "Chocho loco". Su técnica vocal era muy extraña, cuanto más gritaba menos sonido emitía.

Me costó convencer a Fina de grabar las canciones que habíamos hecho bajo el nombre de Basura, ya que nunca las habíamos ensayado, ni cantado, ni siquiera estaban terminadas, eran como fragmentos de un proyecto eternamente inacabado. Fue un poco traumático terminarlas.

Stardu era el proyecto que teníamos Manolo y yo paralelamente a Astrud. Surgieron casi a la vez, y cuando dábamos un recital a los amigos hacíamos de teloneros (Stardu) y de cabeza de cartel (Astrud), y nuestros amigos nos torturaban con el slogan "Stardu es mejor". Nos dedicábamos a hacer canciones sobre la escena musical, con sus bobadas traumáticas y sus dramas ridículos. Teníamos canciones sobre los diseñadores de flyers, sobre los grupos de Barcelona, sobre el Donosti Sound, sobre el festival de Benicássim… Decidimos grabar las más bonitas, y olvidar el resto.

Arden seguía sin querer grabar su voz. En su maqueta había quitado las letras a todas las canciones y las había dejado instrumentales, ligeras y divertidas, imitando el cambio que Lawrence había dado de Felt a Denim, pero la canción que aparece en "Lujo y Miseria" es una grabación del único concierto que dio, en la sala KGB, con una guitarra acústica.

Batán grabó mi canción favorita del recopilatorio. La idea era presentarla en directo con el cantante solo en el escenario y con una bolsa de papel cubriéndole la cabeza. No se hizo nunca, menos mal.

Nautilus trajo dos o tres vinilos, los discos que quería samplear para hacer su versión de "Soy un electroduende". Tenía muy claro lo que quería: samplear los discos, superponerlos, manipular el sonido, samplearse a sí mismo cantando la canción y manipular su voz como un sample más. Es guay cuando la gente tiene claro lo que quiere.

Carlos y yo decidimos que Hidrogenesse tenía que sonar como nuestros viajes de fin de curso, a finales de los 80, o como lo que sonaba en los hilos musicales de las grandes superfícies, todo muy ameno y superficial, pero sin darnos cuenta empezamos a escribir canciones como "He vuelto" o "Vuelve conmigo a Italia". De hecho, siempre hacíamos la misma canción, en la que se observa y se admira a alguien más guay. Incluso "Hidroboy" es esa misma canción. Además del argumento, tienen otra cosa en común: las hicimos sampleando diferentes momentos del "Take on me" de A-Ha.

Y finalmente, Chico y Chica. Sin duda, el grupo más importante, porque nos fascinaba su cinta "Cancione's" y era un lujo que se apuntaran a nuestro proyecto. Recuerdo que se decía que Madelman tenía otro grupo llamado "Chico y Chica" que era genial, y Manolo y yo aprevechamos la oportunidad de entrevistar a Madelman para el fanzine Disco 2000 para pedirle que nos mandara esas canciones, y para darle la maqueta de Astrud. Siempre han sido los mejores y han dado sentido a todo lo demás. De hecho, decidimos convertirnos en un sello discográfico por ellos. Era ya el año 2000 y no podíamos entender que nadie les hubiera propuesto todavía sacar un álbum.